Dossier manipulador

Gráfico descargado de buenosenlaces.com

En Cuba tenemos seis canales de televisión, pero a las 8 de la noche se reducen nuestras opciones, porque el noticiero nacional (estelar) lo transmiten en cadena por tres (4, 6 y 27); por el 2, nos regalan las noticias deportivas; por el 21 emiten un documental (los de esa media hora son generalmente menos interesantes) y por el 15 retransmiten —nunca lo ponen en directo— el informativo «amigo» de TeleSur. Nuestro noticiario estelar «nos informa» lo bien que marcha todo en Cuba en contraste con otros países —fundamentalmente capitalistas— del mundo. Nos relata la abundancia de productos en los mercados, entrevistan a «satisfechos consumidores», y edulcoran diariamente la magnanimidad de nuestro gobierno. Así que ante tanta «maravilla» me pongo como liebre con el control remoto, para saltar canales y buscar en los trozos de programas los temas que anticipo que no me provocarán náuseas.

Hay un periodista en la televisora TeleSur que usa un parche en el ojo a la vieja usanza de los corsarios y piratas. Dicen que perdió ese órgano de la visión en un accidente de helicóptero durante una misión. Su imagen se me antoja algo grotesca, porque pienso que su marcialidad y hueco ocular ennegrecido para resaltarlo, forman parte de una bien modelada imagen del periodista militante comprometido con un socialismo —del siglo XXI— sin manual ni programa, que basa su razón de ser en la perpetuidad en el poder de sus caudillos y en la lucha contra el «imperio estadounidense». A este conductor de «Dossier», que en el inicio y despedida de su espacio alude la muletillosa expresión de que lo transmite «desde nuestra querida, contaminada y única (aquí alza su dedo índice) nave espacial» refiriéndose a la tierra, habría que homenajearlo junto a su equipo de realización, porque parece que hacen llegar su señal a varios rincones de la Vía Láctea. Ese sabor me deja cada vez que emplea su innecesaria frase para referirse a su ubicación. No me asombraría que en esa misma televisora nos encontremos a otro presentador con un nasobuco —paño bucal— porque tenga la sonrisa cariada o le falten los dientes. Sería simplemente, otra extravagancia.

La cadena Telesur, con sede en Caracas, y que cuenta con el financiamiento, entre otros, de Ecuador, Nicaragua, Venezuela y Cuba, está transitando en su andar periodístico hacia el «estilo desinformativo cubano» como muestra de la presencia auspiciadora y asesoría de la mayor de Las Antillas en ese medio latinoamericano de difusión internacional. Es una reverberación discordante con la democracia y cubanamente anacrónica repetir fórmulas de este longevo, añejo y fracasado experimento sociopolítico y económico, y adecuarlas a un proyecto que alega que promueve la integración regional en sociedades en las que —a pesar de la influencia del archipiélago antillano—, aún sobrevive la pluralidad. Sería más justo con las realidades de los pueblos hermanos del sur el ejercicio de un periodismo objetivo, imparcial y veraz en el que no tengan que acudir, como en Cuba, al recurso del «parche censor» o el «nasobuco mordaza» para violar los derechos de sus pueblos y burlarlos con desinformación y manipulaciones.