Sin derecho a equivocarse


Gráfico descargado del sitio: «http://www.cubagob.cu/»

Se escucha como un cliché cavernoso la expresión pública de Raúl Castro para justificar su demora a la hora de modificar todo lo que debe ser reformado, que para ser justos con los cubanos y nuestra historia, lo verdaderamente práctico y efectivo sería que fuera cambiado. «No tenemos derecho a equivocarnos» no pasa de ser una consigna militar traída al campo civilista, cuya veracidad ponen a prueba constantemente las mismas autoridades, por las decisiones contraproducentes e intereses de la burocracia estatal que rodea al propio general-presidente. Un ejemplo lo constituye el decreto ley 259, concerniente a la entrega de tierras, que fue ‘reformado’ e inhabilitado por el 300, en el que se evidencia la intención de no ceder control, que para el modelo totalitario cubano equivale a no perder poder.

Es increíble que después de casi cincuenticuatro años en el gobierno, la reiterada y aparente improvisación de las autoridades nos dejen el sabor frustrante y agotador del problema dictatorial sin fin. Si en sicología las tendencias contradictorias en las personas, generan angustia e incluso trastornos neuróticos, como sociedad ¿qué nos provocarán o provocan los conflictos permanentes a que nos tienen acostumbrados los gobernantes y que parecen que no tienen intención de solucionar?

Con el mismo eslogan se pasaron dos años ‘analizando y estudiando’ para «no equivocarse» y entregarnos a los cubanos una ley migratoria incompleta, que amén de reconocernos solo un puñado de derechos a los del interior, trunca y deja inconclusos muchos de los de nuestra diáspora.

El lema sigue vigente, como expresión claro está, no porque se tomen verdaderamente en serio, según parece, los cambios reales que urgen a nuestra sociedad. Nos tienen entretenidos con el juego dual de «quiero, pero no me atrevo», cuando en realidad «se atreven y pueden, pero no quieren». El objetivo cimero es crearles un buen cojín programático para el asiento de los que los sucedan o hereden, y después, cada quién que use su plumero legal ‘reformista’ a su manera para mover el polvo de un sitio a otro y que parezca que limpian. Quizás con tales manipulaciones llegue el momento que haya de verdad que hacer una limpieza a fondo, cambiar los muebles de lugar y al personal maleducado y acostumbrado a que la patria es el pedestal del grupo que llegue al poder. Al parecer, esa es la divisa fundamental de estos sistemas y para preservar sus privilegios, en eso sí que no quieren tener el más mínimo descuido ni el derecho a equivocarse.

Acerca de Rosamaría Rodríguez Torrado

La rosa descalza, es el blog de una cubana que emite sus opiniones a rostro desnudo desde La Habana, Cuba. Una rosa sin máscaras...
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3 respuestas a Sin derecho a equivocarse

  1. Ellos nunca se han equivocado. Han tenido graves errores los otros, el pueblo, el mundo entero, pero ellos no, son infalibles.
    Mientras, el pueblo espera porque otros le resuelvan sus problemas y en especial el exilio que ya tiene resuelto sus problemas y los problemas que tengan no son los de los cubanos de la isla. Los cubanos de la isla esperan y esperando mueren porque ellos, los que tienen que hacer algo, nada hacen.

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  2. Sólo que todos tenemos derecho a Hacer Valer el Voto y el deber de ayudar a hacerlo posible.

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  3. El Lapón Libre. dijo:

    Hola Rosita linda- Ese señor -peón de Presidente en el ajedrez cubano mal jugado por el inepto trebejista de su hermano mayor- de tanto equivocarse ya no ve al verbo como un derecho, sino como una antonomásica obligación. !Qué pena de país! y !Qué pérdida de pueblo!

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