Lalo & Lola

Bajado de taringa.net

Lola y Lalo son un matrimonio de ancianos que viven cerca de mi casa. Casi todos los días los visito para tomarles la presión arterial al filo de las ocho, y Lalo —que está medio sordo y casi nunca usa el aparato que le ordenó el otorrino— le grita a la esposa: «vieja, coge la jaba que va a empezar el noticiero». Es que en la televisión nacional, nos ofrecen diariamente informaciones y noticias de una Cuba diferente a la de los cubanos sencillos, en la que siempre se sobrecumplen los planes, no escasean los medicamentos en las farmacias y hay productos baratos y variados de excelente calidad en las tiendas y agromercados. También en los hogares cubanos todos desayunan y meriendan adecuadamente; pueden hacer dos comidas al día y las personas se alegran, «comprenden» y hasta justifican cuando las autoridades les suben el precio a los alimentos. Todos los entrevistados dicen que están de acuerdo con el gobierno, y pese a que no pueden elegir al presidente, casualmente, simpatizan con el reelegido —que heredó el cargo ‘por una tranfusión de sangre’— por el parlamento de militantes del partido único, y todo es aprobado históricamente por unanimidad.

Quisiera emigrar a esa otra Cuba televisiva, propagandística y virtual, donde no hay represión, ni se hostiga o encarcela a las personas por su forma de pensar, en la que se respetan los derechos humanos y las libertades fundamentales, y en la que no hay prisioneros políticos. Porque en la que nací y quiero tanto, la atención médica, aunque gratuita, es mala en los policlínicos y hospitales, la alimentación es deficiente, los productos carecen de calidad y a menudo se pierden en las tiendas y agromercados.

Sí, claro que me gustaría conocer a todas las Cuba que esparce la bulla propagandística oficial. Las que dibujan los gobernantes para los extranjeros, la que viven ellos en el poder, sus familiares, sus cuerpos de seguridad y amigos y la que sufrimos los explotados. Pero aún así, siempre querré volver a esta otra, para no perder la perspectiva —como ellos—, la solidaridad y humanidad con mis compatriotas en primer lugar, y no ver descansar y fermentarse en el horario del noticiero, la jaba desinflada de la burla sobre una silla vacía.