Laura y la bravura de blanco

Foto del archivo de «La rosa descalza»

Laura se nos ausenta. Ha emprendido esta vez la caminata más larga de todas: la de la eternidad. Mucho tuvo que andar esta valiente cubana que en sus inicios, sin líderes políticos en el gobierno que le brindaran protección —todo lo contrario—, ni ejército o armas de fuego que la defendieran, enfrentó con el blindaje de su valor, junto a otras féminas, a las turbas que les enviaban los poderosos —como cañones coercitivos— sin más escudo que el amor a su esposo, a la libertad y a la paz. La iglesia de Santa Rita fue testigo por casi ocho años de los pasos y oraciones de esta heroica dama que, junto a otras familias, allegados o simpatizantes de los presos políticos, decidieron vestir de blanco cada domingo su bravura en señal de protesta y sin permiso del gobierno cubano. El precio que han pagado por «esa osadía» es grande, pero más lo ha sido la entereza de estas mujeres por permanecer firmes en sus reclamos a pesar del escarnio oficial a que vilmente se les ha sometido sin posibilidad de réplica. Hicieron que el mundo clamara con ellas por el fin de la injusta prisión de los presos políticos cubanos. Así se nos hicieron grandes las Damas de Cuba y Laura con ellas; así se les presentaron a las calles, con sus gladiolos como símbolo y estandarte de lucha pacífica, resistencia y amor por la justicia.

Esta foto es cortesía de Ana Torricella (Primavera Digital)

Este 16 de octubre fue el primer domingo sin la presencia física de Laura en la misa y en la tradicional marcha por la 5ta. avenida del barrio de Miramar, y me fui con mi esposo a rendirle honores en esa Casa de Dios ubicada en 5ta. y 26. El párroco la mencionó en sus oficios religiosos —a pesar de que era un culto ordinario, no de difuntos—, e hizo alusión a los años que llevaba asistiendo a ese templo, pidió la paz para su espíritu y su descanso eterno. Concluido el rito nos sumamos junto a más de cien compatriotas al sentido recorrido habitual con la asistencia de numerosos periodistas independientes y la prensa acreditada.

De tanto querer hacer y vivir se resintió su salud, que ya estaba fraturada por la diabetes. Pasó los últimos días alejada de su humilde hogar, que hacía desprendidamente casa de todos los que la visitaban. Partes médicos diversos e imprecisos la distanciaron de los suyos manteniéndola en terapia intensiva durante 7 días. Laura era una mujer sencilla que no simpatizaba con el régimen, por eso no clasificaba para que la atendieran en clínicas u hospitales de élite, con confort, personal médico más competente y todos los adelantos de la medicina, adónde llevan a los elegidos e incondicionales del patio y a las personalidades internacionales. En mi país la medicina es gratuita y universal, pero está muy deteriorada y los centros hospitalarios y policlínicas más empobrecidas son los que están al alcance del cubano medio.

Ha llovido mucho en La Habana. Durante los últimos días casi no ha parado de llover en la capital. Son las lágrimas de Cuba, que están limpiando de dolor las calles para su eterna marcha por la historia. Descansa en paz, infatigable dama defensora de los derechos de los cubanos.

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Otras fotos del luctuoso evento dominical, también por la generosa colaboración de Ana Torricella. Dar clic en cada miniatura para ampliarla.

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Puede firmar el libro de condolencias por el deceso de Laura Pollán que le haremos llegar a su viudo e hija. Tenemos y mantendremos también una imagen con un link permanente en el lateral de esta página para facilitarles el acceso a los que deseen rubricar su pesar. Gracias por su solidaridad.