De Sherwood al Consejo de Estado

Luchaba Robin Hood contra las injusticias y los poderosos y repartía el botín que les arrebataba a los ricos entre los pobres y oprimidos del bosque de Sherwood. Los más humildes se alegraban, pero cuando agotó la fortuna de los nobles que consideraba “enriquecidos ilegítimamente”, se fue a la ciudad de Nottingham, se instaló en el castillo del malvado sheriff y despojó a los necesitados de su exiguo peculio para distribuirlo entre los menesterosos del condado de Yorkshire con el fin de redistribuir la pobreza. Muchos sospechan que la bondad y supuesta solidaridad del defensor de los desfavorecidos era para enmascarar su ineficiencia para administrar el bosque y su ineptitud para producir riqueza. Es tal su torpeza económica, que si Locksley estuviera en un desierto, desde hace tiempo estuvieran importando arena.

Ya sea en el medioevo o en el mediohugo, siempre va a existir un Juan sin Tierra para los bandidos.